Y finalmente después de mucho tiempo nos volvimos a subir a un escenario a tocar música propia. (En el caso del que escribe, más de 15 años).
El lugar muy lindo, con mucho público de amigos y familia que nunca nos habían escuchado, lo cual más que tranquilizar, en realidad aumenta un poquito la presión por ese vago temor a defraudarlos. Sumado al hecho de que había más y mejores músicos abajo del escenario que arriba de él.
Pero en fin, salió todo bien, y después de unos tres o cuatro temas tocados un poco mecánicamente, como obligando a los instrumentos a hacer lo que esperábamos que hicieran y cuidando de no pifiar demasiado (*), la banda se despegó unos centimetros del piso y empezó a sonar sola.
Hacía mucho que no nos sentíamos tan bien. Que bueno. Que bueno cuando un no-plan se concreta.
Nos divertimos mucho y la pasamos muy bien. Gracias a todos.
(* Y esperando también a que el sonidista alineara un poco los patitos porque el primer tema y medio lo tocamos de memoria y por señas.)
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